Diariamente vienen a nuestros ojos noticias de hechos que, desgraciadamente, siguen ocurriendo en pleno siglo XXI. No hay día en que los medios de comunicación no publiquen noticias de personas afectadas por el terrorismo, la violencia de género, desapariciones, el acoso escolar, la homofobia, guerras, … La forma en que se nos presentan este tipo de noticias influye en nuestra manera de ver las cosas, aun no siendo conscientes de ello.
Este es el asunto que ha abordado la mesa redonda de “¿Víctimas? ¡Supervivientes!” del festival de Getafe Negro este 18 de octubre, en el Espacio de Mercado en la plaza de la Constitución. José María Calleja, periodista y profesor de nuestra universidad, y Fernando J. López, dramaturgo y profesor, además del moderador David Barba, periodista, han sido las voces que nos han hecho reflexionar sobre este tema.
Los ponentes han comentado la importancia de los medios de comunicación en no tratar como un espectáculo a las víctimas, que, como ha ejemplificado José María Calleja con un caso de una víctima del terrorismo de ETA, no quieren quedarse a vivir de víctimas para siempre. “Desde luego elegiría supervivientes: no quieren ser víctimas”, ha comentado Fernando J. López.
Hechos como la violencia de género, son tratados por los medios como sucesos. No existe un encabezado que incluya “Violencia de género” o “Violencia machista” en los periódicos, sino que son tratados como casos aislados y no producto de un modelo social y estructural determinados.
Asimismo, se ha recalcado la importancia de incluir temas abstractos en las aulas, de manera que, en lugar de crear personas mecanizadas, surjan ciudadanos con autocrítica, con capacidad de reflexionar y cuestionarse el mundo que les rodea. La manera de combatir pensamientos y actos arraigados como el machismo, la xenofobia, la homofobia o el bullying, es a través de la educación.
Los medios de comunicación tienen un gran poder a la hora de inculcar concepciones y prácticas en la sociedad sobre determinados temas. El monopolio de la programación de la televisión lo controlan programas basura, diseñados para una audiencia pasiva que cada vez tiene mayor necesidad de “desconectar” de su realidad; programas basura que se convierten en peligrosos cuando aparecen en ellos conductas machistas o xenófobas, que a menudo son imitadas por los telespectadores.
Irene Carretero Sánchez-Crespo