La mayoría de los artículos en internet que tratan el feminismo vienen en calidad de artículo de opinión. Por ello, he querido exponer en un artículo resumido la teoría feminista y el amor cortés. Si este artículo os sabe a poco, al final adjunto como bibliografía las tesis de los académicos que se han dedicado a estudiar estos movimientos y pensamientos, de los que luego salen las consignas que nutren los artículos de opinión en internet.
Al haber estudiado la carrera de Comunicación Audiovisual, voy a utilizar para ejemplificar este texto la representación de la feminidad en el cine, partiendo de la base de que el cine es una representación de las relaciones humanas (de una forma u otra), y llegando a la conclusión de que, en el mundo iconográfico en el que vivimos, las imágenes son educación y por lo tanto hay que saber analizar el audiovisual que consumimos de una manera activa, ya que probablemente nos influya.
Para empezar a hablar del amor cortés y feminismo hay que hablar de ideología. Porque “cuando hablamos de mujer, en estos términos, hablamos de política”.
La ideología de la clase dominante intenta vender lo particular como universal y viceversa. La ideología en el mundo audiovisual es muy potente, como ya he dicho antes. Pero, para comenzar, un pequeño apunte sobre la ideología feminista, que de momento no es “ideología dominante”. Su opuesto es el patriarcado, que busca (como buena ideología dominante) naturalizar, generalizar y hegemonizar.
Naturalizar: Ej. “La mujer es el sexo débil por naturaleza, es menos fuerte”; y hace no tantos años se decía que menos inteligente.
Generalizar: Ej. “Todas las mujeres son unas histéricas, controladoras y ávidas de cortar las libertades de los hombres*” (*entiéndase prototipo de hombre heterosexual patriarcal).
Hegemonizar (Justificar): Ej. “Se merece lo que le ha pasado, por provocar”.
Como es bien conocido, el feminismo significa igualdad entre los dos sexos. Pero también salir a la esfera pública, que siempre ha sido reservada al sexo masculino (esfera de poder, de empoderamiento). Pero, ¿qué tipos de feminismo existen?
Feminismo liberal
Se autodenominan liberales (contextualizarlo a principios de s. XX), pero exigen acceder a una libertad real de la mujer. A esto se llega mediante:
- Derechos: las mujeres tienen barreras de acceso a la educación, política… libertad en términos de opciones.
- Igualdad de oportunidades en condición de sexo. La igualdad formal no es suficiente.
- Medidas de acción afirmativa: discriminación indirecta.
- Esto sólo puede hacerlo el Estado, mediante cuotas (las típicas listas cremallera para las elecciones).
- Tienen que ir acompañadas de leyes educativas, campañas de sensibilización y han de ser temporales
Dice mucho de quienes acuñaron el nombre de feminismo radical, en los años setenta.
Feminismo radical
La base de su discurso está en la desigualdad patente. Y por ello puntualizan:
- Ni la determinación biológica (de los dos sexos), ni la social (lo femenino ni lo masculino) son relevantes.
- Existe la violencia sexual: el falo como arma.
- El placer como algo mutuo. Las mujeres no son un mero recipiente de placer en el sexo.
- Si no existiese la objetivación de los cuerpos ¿para qué se necesitaría la prostitución? Concepto de “hacer el amor” como algo revolucionario y simbiótico.
- Tener hijos ha de ser una situación de privilegio y no de sumisión.
- Acuñan el término patriarcado (sí, en 1970).
- Sistema de dominación universal en el que los hombres tienen privilegios a costa de los derechos de las mujeres.
Feminismo socialista
Defienden la teoría del doble sistema y luchan contra él: las mujeres sufren doblemente; por el capitalismo y por el patriarcado.
- Además de que añaden el argumento tradicional marxista del papel de la sociedad de clases en la opresión de la mujer. La liberación se consigue poniendo fin a las fuentes económicas y culturales de opresión.
Aplicando la teoría, hablemos del feminismo en nuestro lenguaje.
La representación femenina está distorsionada con estereotipos que sirven para dominar. Actúan reduciendo, esencializando (base del racismo, por ejemplo) y naturalizando (“no se puede arreglar”). Fijan la diferencia entre la cultura y la natura, separando lo normal de lo anormal, y por lo tanto enmarcando las fronteras del orden simbólico de nuestro lenguaje (sí, los chistes por ejemplo). Las fronteras de identidad son estereotipos y aparecen cuando hay una situación de desigualdad de poder (Stuart Hall).
En el mundo audiovisual la sexualidad de la mujer está normalizada, haciéndolas dependientes de un hombre: mujer como anexo al poder, no como poder.

“Es importante cortarle la cabeza, para deshumanizarla, objetivizarla y poseerla”
Esto hace que el punto de vista dominante sea masculino; ellos son los sujetos activos, los que hacen mover la historia, las mujeres se relegan al papel de fantasía. Sólo hay que pensar en cualquier película que no cumpla el test de Bechdel, que afirma que una historia (película, cómic, libro…) es feminista cuando cumple tres normas:

(La norma 3 no está limitada a relaciones románticas, por ejemplo, dos hermanas hablando de su padre no pasa el test)
Hay pocas películas que pasarían el test ¿verdad? Pero esto no es simplemente anecdótico. Si sólo nos alimentamos de discursos a lo Indiana Jones, en el que el hombre arqueólogo sudoroso, que tiene una chica diferente en cada película, la cual lo único que hace es hacer de histérica y de buena amante (cosas serias = hombre, cosas no serias = mujer), ¿qué tipo de mensaje se está aceptando como normal en nuestra sociedad?
Sobre esto recomiendo leer Placer visual y cine narrativo de Laura Mulvey. Dicho texto explica que el cine produce placeres en los espectadores (entretenimiento). Su forma de actuar es primero haciendo consumir al espectador el discurso del film y después haciéndole identificarse con la película. El cine ha encontrado la manera en la que lívido y ego son compatibles.
El falocentrismo es otro término que daría para otro artículo por sí sólo, pero viene a resumirse en que todo en nuestra vida gira en torno al pene. No el pene físico, pero sí ese concepto abstracto que representa el pene dentro del patriarcado, el cual sufre amenazas lividinosas (la típica pelea moral sobre la virilidad). Y si encima ese “otro” amenazante no tiene pene (como decían las feministas radicales: el falo como arma y, en este caso, sí en un aspecto literal), es la “otredad” perfecta. Se niega esa amenaza inmaculando a la mujer fuera de lo físico, creando así el concepto de feminidad, o se la somete con el falo. Es así como del objeto oscuro de deseo se elimina la amenaza y se la dota de fetichismo e inocencia.
No quiero hacer mucho más hincapié en este aspecto porque es denso y Mulvey lo explica mucho mejor que yo, pero era obligatorio introducirlo para poder comprender qué es el amor cortés.
El postfeminismo se ha parado a pensar por qué sigue siendo activa la narrativa del amor cortés, que no es sinónimo de cortesía/etiqueta. Para empezar, el concepto de la dama cortés se refiere a la femme fatale: una amenaza no humana, fría y calculadora, que hace con el hombre lo que quiere y le lleva a la fatalidad. Esta es la fantasía fundamental de la dominación patriarcal. Judith Butler decía que la femme fatale sirve para reafirmar la dominación masculina.
Este concepto aparece cuando la mujer se empodera, de cualquier manera o en cualquier tiempo, en la antigüedad o en la modernidad (brujas, feminazis…). Y es una amenaza que hay que neutralizar, y esto se combate mediante el deseo. El deseo es más grande cuanto mayor es la desigualdad.
Slavoj Žižek hacía una diferenciación dentro del concepto de dama en su artículo “El amor cortés, o la mujer como la Cosa”. Para el patriarcado la dama es un objeto sublime (que se convierte en una otredad, fuera de la natura: hombre-natura vs. mujer-contranatura). La diferencia está en que la dama puede ser un monstruo (femme fatale) o un ideal narcisista (ideal petrarquista).
Este segundo tipo de dama es la mujer ideal dominada ya por el patriarcado. La dama como objeto inaccesible: “queremos dormir con la dama, pero da miedo que nos lo ofrezca. Y si nos lo ofrece, el valor fálico virginal de la mujer aparece y se convierte en un container del goce, llegando a convertirse en ocasiones en femme fatale”.
Películas que traten este último aspecto del valor fálico virginal hay a millones, pero buenos ejemplos son: Ese oscuro objeto del deseo (L. Buñuel, 1977), Shame (S. McQueen, 2011), Las relaciones peligrosas (R. Vadim, 1959), Cirano de Bergerac (J. P. Rappeneau, 1990) Wild out heart (D. Lynch), Mi noche con Maud (E. Rohmer, 1970)…
Un ejemplo interesante de dominación patriarcal sobre la dama cortés es la idea de que los hombres “ayudan”. El hombre sirviendo a su dama oculta la realidad de dominación patriarcal, es un juego de cambio de roles que alimenta la sumisión. Contra la “ayuda” masculina hay que exigir corresponsabilidad.
Y… ¡recuerda!
Hemos ido asumiendo muchos discursos feministas pero sin saber su procedencia: lucha social y mundo académico. La próxima vez que te llamen feminazi cítales a Laura Mulvey y a y Slavoj Žižek quédate tan anch@.
Irene García Martínez
Dedicado al Prof. Farshad Zahedi

Original de Dykes to Watch Out For (“Unas lesbianas de cuidado”), Aison Bechdel, 1985
Bibliografía para los ya no tan dummies:
- Laura Mulvey. (Otoño 1975). Placer visual y cine narrativo. Screen, 16, nº3, 22.
- Slavoj Žižek. (1994). El amor cortés, o la mujer como la Cosa. En La metástasis del goce(135-168). Yugoslavia: espacios del saber.
Bibliografía para los súper ya no tan dummies:
- Robert Stam. (2002). Multiculturalismo, razas y representación. Teorías de cine (207-320). Massachusetts, E.E.U.U.: Paidós Comunicación 126 Cine.
- Hannah Arendt. La condición humana. Chicago, E.E.U.U.: Ediciones Paidós.