
Cuando el Ayuntamiento de Madrid decidió levantar las compuertas que regulaban el caudal del Manzanares en mayo de 2016, pocos podían imaginar la transformación que experimentaría el río en un corto período de tiempo. Ahora, casi cuatro años desde que esta medida inaugurase el proceso de renaturalización de su tramo urbano, pequeñas islas de vegetación salpican un río de escaso nivel de agua y gran riqueza de especies.
El plan ha devuelto al Manzanares su aspecto original tras una larga canalización y ha supuesto “una explosión de vida”, en palabras de Erika González, de la comisión de agua de Ecologistas en Acción. Dicha organización propuso el proyecto al Ayuntamiento. Las semillas que llegaban por agua y aire posibilitaron que la vegetación autóctona reconquistara islas y orillas, gracias también a que el encauzamiento no afectaba al lecho del río. “De esta forma se crearon en pocos meses los ecosistemas fluviales adecuados para el crecimiento de la diversidad y población de peces y aves”, explica González.
Además de la apertura de presas, se han llevado a cabo otras acciones como la limpieza del río, la plantación de 5.230 árboles y arbustos autóctonos y la retirada de la escollera desde el Puente de los Franceses hasta el Puente de la Reina Victoria. Pese a que en octubre de 2018 el Pleno aprobó la renaturalización urgente de los tramos 2 y 3, todavía no se ha ejecutado en este último, comprendido entre la presa 9 y el Nudo Sur.
El ánade real y la gallineta, las aves protagonistas
Instalados a lo largo del paseo de Madrid Río se hallan letreros que informan acerca de las especies presentes. Recogen solo algunas de las 122 que, según SEO/BirdLife, se han registrado en el tramo del Manzanares sometido al proceso de renaturalización. “Esta es una cifra bastante elevada para un entorno urbano, lo que demuestra la importancia del río como refugio de fauna”, indican desde la organización.
El ave más abundante en el área es el vencejo, aunque el ánade real o azulón y la gallineta común dominan entre las especies asociadas directamente al cauce, con un 8% y un 5% de los registros de los que dispone la organización, respectivamente. También pueden observarse ejemplares de andarríos, ganso del Nilo, martín pescador y agachadiza, entre otros.
Las migradoras hacen del Manzanares su lugar de invernada en la capital. “El ánade real, el cormorán grande, la garza real, la garceta común y la gallineta común son las especies que más incrementan su población en el río durante el invierno, junto con las gaviotas”, apuntan.

La Sociedad Española de Ornitología (SEO) colabora con el Ayuntamiento de Madrid en el estudio de aves en el tramo urbano del Manzanares. Cualquiera puede contribuir a dicha labor gracias a eBird, una plataforma online en la que los aficionados informan de sus avistamientos. “Sirve como una fuente de consulta para los ornitólogos y para técnicos y gestores, proporcionando información de especies, lugares de interés para la observación de aves o el seguimiento de las migraciones”, señalan desde SEO.
Un proyecto de cría de peces autóctonos
Según Ignacio Doadrio, la recuperación de la fauna piscícola se debe a dos factores: la renaturalización del río y la depuración de las aguas. “Los barbos son ahora los que dominan el ecosistema”, declara este ictiólogo del Museo Nacional de Ciencias Naturales, dependiente del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC). Se trata de una buena noticia, ya que es una especie autóctona. “Incluso se reproducen allí, en el tramo urbano”, celebra. Los barbos, sin embargo, nadan junto a especies exóticas como el pez gato, la carpa y la gambusia.
Cuando comenzó el proceso de renaturalización, el Ayuntamiento observó un aumento en la población de peces y se puso entonces en contacto con Doadrio. El experto planteó la cría de especies autóctonas en las instalaciones de la Estación Regeneradora de Aguas Residuales de Viveros de la Villa para reintroducirlas más adelante en el Manzanares.
Doadrio aconsejó criar cuatro especies: colmillejas, bermejuelas, cachos y bogas. Mientras que la bermejuela se podía encontrar hasta la zona del Puente de Segovia y el cacho se hallaba en el Alto Manzanares, la colmilleja estaba desaparecida por completo, si bien era fácil de reproducir. La dificultad la entrañaba la boga, una especie raspadora de tierra que necesita que el agua esté limpia.
Según afirman desde el Área de Gobierno de Medio Ambiente y Movilidad, en la actualidad se crían en cautividad colmillejas, bermejuelas y cachos. Todavía no se ha realizado ninguna suelta, aunque próximamente pretenden censar los ejemplares con la intención de proceder a la reintroducción de algunos en el río.
Más de 30 años después, la nutria vuelve al Manzanares
El plan de renaturalización ha traído sorpresas como el regreso de la nutria. El primer ejemplar fue visto en junio de 2019 junto al Puente de los Franceses. Esto no quiere decir que haya sido el único en atravesar el Manzanares durante este tiempo, como comenta Carlos Sunyer, ya que observarlos resulta difícil. “Generalmente se sabe si hay nutrias o no por medios indirectos, a través de las eyecciones”, afirma el biólogo. “Creo que se acabarán acostumbrando a la presencia del hombre, como ha pasado en muchas zonas, y probablemente se las pueda ver a la luz del día de forma habitual”, añade.
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El primer sondeo nacional de nutria, realizado en 1984, reveló la desaparición de la especie en la mayoría de la Comunidad de Madrid. Sunyer participó en el inventario de esta región. En dicho año “solamente quedaba una pequeña población en el Valle del Lozoya, desconectado de otras poblaciones”, señala.
La reaparición de la nutria en este afluente del Jarama se debe a múltiples factores, pero la devolución de su aspecto original ha resultado clave. Como recuerda Sunyer, “antes el tramo del Manzanares por la ciudad de Madrid estaba completamente canalizado, con unas riberas de hormigón y lleno de represas”. La renaturalización ha solventado su falta de conectividad ecológica y ha permitido el desarrollo de una vegetación ribereña natural.
Nada de ello sería posible sin la depuración de los ríos. Sunyer señala que “si aumenta la calidad del agua, cada vez hay más insectos”. Esto se traduce en más anfibios, peces y ratas. “Es la base de la pirámide trófica; hay comida para la nutria”, concluye.
Mosquitos y ratas, el temor de la oposición de Carmena
El anuncio del proceso de renaturalización levantó crispación en el mundo del remo, que contaba hasta 2016 con el Manzanares como canal. Los rivales políticos de Manuela Carmena se volcaron con la Escuela de Remo de Madrid Río, aunque no fue esta la única razón que adujeron para su oposición. “Todos los vecinos están comprobando como el cauce empieza a ser maloliente, está lleno de mosquitos e incluso están empezando a encontrar ratas”, denunciaba Esperanza Aguirre, entonces portavoz del Partido Popular en el Ayuntamiento de Madrid.
Según Erika González, de Ecologistas en Acción, actualmente el número de ambos ha disminuido porque “viven mejor en aguas estancadas”. A ello habría que sumarle la presencia de especies que controlan su población: pájaros en el caso de los mosquitos y garzas reales en el de las ratas. Sin embargo, una familia de mosquitos lleva varios veranos ocupando titulares en medios de comunicación. Se trata del simúlido o mosca negra, concretamente el simulium erythrocephalum, el único que pica a humanos. Pese a la alarma desatada, no transmite enfermedades, al menos en España.
Hay quien apunta que su explosión en Madrid ha coincidido con la renaturalización del río. No obstante, “mosca negra ha habido siempre en los ríos de la Comunidad de Madrid”, aclara Óscar Soriano, científico del Museo Nacional de Ciencias Naturales que estudia la población del insecto en la región. De hecho, las zonas más afectadas del Manzanares son Puerta de Hierro y Villaverde, áreas que no han sido sometidas a renaturalización y donde la densidad de mosca negra es baja.
En cuanto a su presencia en la zona renaturalizada, Óscar Soriano indica que “normalmente, si tienes agua estancada, puede haber mosquitos culícidos, pero si está corriendo, lo normal es que haya mosca negra”. Esto no implica que el río se encuentre en malas condiciones. A peor calidad del agua, mayor será la cantidad de simulium erythrocephalum, mientras que su mejora conllevará la aparición de especies como la sanguijuela, depredadora de mosca negra. De esta forma, la población del simúlido se estabiliza en densidades bajas y se evita la plaga.
El plan de renaturalización del Manzanares ha supuesto un avance en términos de biodiversidad y ha permitido que especies como la nutria vivan de nuevo en Madrid. Aunque todavía quede camino por recorrer, una cosa es segura: el proyecto ha devuelto la naturaleza al centro de la gran ciudad.
Verónica Casanova